jueves, 2 de febrero de 2012

Un lugar para perderse

El lugar que más me gustaba de pequeña era la casa de campo de mis abuelos. Me tiré allí toda mi infancia corriendo de arriba a abajo con mi hermana y mis primos. Aquel lugar me trae muy buenos recuerdos porque allí me dieron la noticia mis padres de que iba a tener una hermanita. Lo recuerdo todo perfectamente:  la casa de madera, las vallas de la piscina, la piscina con el escudo del Betis en el suelo, de las sillas de madera, de las habitaciones solo con literas, etc. Estoy deseando volver a ir,  porque hace tanto tiempo que no voy, siempre que iba antes, nada más llegar, me sentaba en el suelo y me ponía a mirar hacia el frente: aquella imagen maravillosa me inspiraba seguridad, alegría, dulzura, emoción;  me encantaba mirar hacia las montañas y ver todo el paisaje verde, que no se podía ver en otro lugar que en las montañas.

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